Escribir
Los primeros diez años de mi vida leí a mi papá: él escribía o escribe poesía. No he vuelto a hablar con él desde hace veintidos años, por lo menos, no hemos hablado seriamente de nada. Soy zurda y tengo dislexia, entonces me costó algo más de trabajo aprender a leer y a escribir. Para ayudarme, mi mamá comenzó por comprarme cómics pero llegó un momento en el que dejaron de ser suficientes y comencé a leer novelas. Por esos tiempos leí por primera vez El Principito, Sherlock Holmes y Ágatha Christie. Durante la adolescencia conocí a Jane Austen y Edgar Allan Poe a quienes no solté jamás, también leí al Quijote, El Aleph, Rayuela, casi todo de G. García Márquez, la mayoría de lo que leí siendo adolescente eran autores latinoamericanos. Y también llegó Como Agua para Chocolate que es sin duda, uno de mis libros favoritos de todos los años. Siendo ya joven adulta comencé a leer a las hermanas Brontë, el romanticismo francés lo conocí con Víctor Hugo y comencé a leer ficci