Riptide


Lo extraño del asunto es que había un lugar en mi corazón que estaba sin ocupar, o al menos eso creo. De otra manera, no me explico qué pasó. Quizá era un lugar que ahí había estado siempre o tal vez apareció dentro de los pedazos que sobraron. No lo sé.

Lo que sé es que es un pequeño espacio donde no hay otra cosa más que risas, emoción y emojis; también están mis heridas y tus cicatrices. Le sumo a la historia mis horas sin dormir y tus horas de ejercicio.

Podríamos agregar tus chistes y tu música, mis libros, mis historias, mi ciudad y tu ciudad. Y tu espalda, que merece mención aparte.

También podríamos añadir esas conversaciones que no había tenido con nadie.

Por algunas semanas pensé que eras parte de mi imaginación -me refiero a esas ideas que se hace uno en la cabeza de cómo debía ser el otro-, vamos, que veía y sentía lo que necesitaba. Después dejé de pensarte... y ahí seguías.

No extraño nada tuyo y sin embargo, estás en mi mente como esas ideas que nunca hacemos pero tampoco se van. Y no quiero que se vaya la idea de ti; para ser precisa, esto es raro incluso para mi. 

El miedo siempre va a formar parte de mi: he hecho y dejado de hacer muchas cosas por miedo y he tomado demasiadas decisiones con la mente fría en la vida, tal vez han sido suficientes. Quizá sea tiempo de soltar al corazón y dejarlo que vaya como el viento: a donde haya paso, donde pueda formar vendavales y también donde pueda convertirse en brisa fresca.

¿A dónde me llevará?

No lo sé, ni siquiera sé si algún día me tomarás de la mano.

Mony

PD. Mi barca se encontraba cansada y maltratada por la tempestad; un día mi corazón y mi cabeza se pusieron de acuerdo, me arrodillé, oré y decidí que no sería más esa persona que daba pena de ver.

Pedí señales, pedí esperanza.

Al día siguiente, te vi. 

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