Mamá
El presente es un borrador de una entrada de febrero del 2015 que nunca publiqué.
Mi abuela o como yo la llamo: mamá, nació un 8 de febrero de 1938, de hecho, en unos días es su cumpleaños.
Tengo muchas historias con mamá, unas divertidas, espirituales, no tan buenas y definitivamente, mis mejores momentos los he compartido con ella también. Con mamá he cocinado, bromeado, chateado y jugado lotería, nos encanta jugar lotería. Hasta hemos competido en juegos de palabras y ortografía. Mamá es una mujer a la que amo profundamente y también admiro desde el fondo de mi ser. Siempre he querido ser tan buena como ella es, tan amable y sobre todo tan cálida. Por supuesto que también he querido copiar su cocina pero eso es algo a lo que me resignaré a no alcanzar jamás.
Vive y ha vivido desde el asiento de primera fila, nunca atrás.
Vive y ha vivido desde el asiento de primera fila, nunca atrás.
En estos últimos meses he visto al completo su fortaleza emocional, cuando se empecina en decir que está bien, por preocuparse por nosotros antes que ella y convencernos que todo irá mejor. Durante su vida ha hecho muchos sacrificios admirables, el más admirable es ese: el que hace todos los días, después de cada quimio. En estos meses que el cáncer ha mermado su físico, nunca ha podido con su capacidad a sobreponerse ¡que mujer!
***Algunos días, como hoy me pregunto lo que pasará cuando finalmente pierda la batalla, cuando físicamente ya no pueda abrazarla y besarla; no me he respondido a esa pregunta todavía, lo hará el tiempo, supongo. Hoy es uno de esos días en los que sé que lo inevitable llegará, más pronto de lo que lo espero. Sueño con que mis hijos puedan hablar con ella como yo lo hice con su mamá, que conozcan su olor ¡el de su arroz! y la franqueza de su espíritu. Sin embargo, entiendo lo difícil que para ella es ahora sonreír y levantarse de la cama, hay días buenos y días malos. Hoy ha sido un día malo para mi.
Mony Gtz.
***Algunos días, como hoy me pregunto lo que pasará cuando finalmente pierda la batalla, cuando físicamente ya no pueda abrazarla y besarla; no me he respondido a esa pregunta todavía, lo hará el tiempo, supongo. Hoy es uno de esos días en los que sé que lo inevitable llegará, más pronto de lo que lo espero. Sueño con que mis hijos puedan hablar con ella como yo lo hice con su mamá, que conozcan su olor ¡el de su arroz! y la franqueza de su espíritu. Sin embargo, entiendo lo difícil que para ella es ahora sonreír y levantarse de la cama, hay días buenos y días malos. Hoy ha sido un día malo para mi.
Mony Gtz.
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