Memoria

   ¿Por qué será que nuestra memoria es tan extraña? Muchas veces no recuerdo los rostros, sin embargo, hay ocasiones en que alguna esencia hace que me asalten los recuerdos, o la sensación que tenía cuando cuando la olí por primera vez. Sé que me leo muy rara, pero así soy, rara. 

   Nieta de un carpintero, aunque casi no conocí a mi abuelo (padre de mi padre), le heredé el gusto por el olor de la madera, me encanta. Y así comienza, siempre he disfrutado de los aromas, siempre. Y no me refiero sólo al perfume. Muchos olores me recuerdan a personas o situaciones. Casi aseguro que puedo recordar a alguien por su olor. Puede sonar medio extraño (lo leo y así es) pero es tan típico de mí, por ejemplo: el aroma de mi mami, es tan... ella, tan dulce, tan constante; ni siquiera su perfume me agrada en alguien diferente y sé que cuando no esté su fragancia me confortará siempre. 

   Disfruto mucho el olor que desprende el arroz cuando empieza a hervir, el olor del periódico del domingo en la mesa de la cocina, el arrebatador efluvio que desprenden los granos de café, el olor que deja el sol en la ropa al secar, la fragancia de Arturo cuando acaba de llegar por mí, la esencia de la hierba empapada de rocío, el olor de la madrugada... y podría seguir con una lista interminable. ¿Por qué mi memoria depende tanto de los olores? No lo sé, sólo sé que soy una mujer afortunada, por que soy capaz de disfrutar cada momento y guardarlo en la memoria, cuando tengo ganas de recordar, sólo salgo a la calle, camino bajo los rayos del sol, aspiro aire y recuerdo. 

 

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